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20D

Quizás esté el cuerpo todavía demasiado caliente como para hacer análisis medianamente fiables, pero como ahora todo va tan deprisa, nos arriesgaremos.

Lógicamente me refiero al resultado electoral del 20D y a las posibilidades que se presentan de cara a la gobernabilidad.

Seguramente hay más combinaciones pero, desde mi punto de vista, hay tres escenarios a contemplar.

El primero y para mí mas sensato es volver a las urnas en unas elecciones anticipadas y rápidas, concebidas como una auténtica segunda vuelta que clarifique el panorama. Es verdad que también cabe la posibilidad de que todo siga como está, pero siempre hay que confiar en la capacidad de los votantes para tomar decisiones en algunos casos mucho más sensatas que las de los propios gobernantes. Se trata, en definitiva de aplicar el propio sistema democrático para la solución del problema. Votar nunca es malo por muchas veces que haya que hacerlo.

El segundo escenario es que Rajoy se haga un Aznar, aprenda catalán para hablarlo en la intimidad y de paso se apunte a una ikastola para comerle la oreja a Urkullu. Los problemas son evidentes, no sólo por la facilidad mariana para la cosa de los idiomas, sino porque la política de tierra quemada practicada a lo largo del tiempo le han dejado un tanto aislado. En cualquier caso, estamos ante el escenario tradicional de la gobernabilidad con nacionalistas sólo que más emponzoñado después de haber arrojado a Mas a las tinieblas republicanas y cuperas. ¿Improbable? Sí. ¿Posible? ¿Por qué no? Estamos ante un par de supervivientes.

Y por último, nos quedaría el escenario a la portuguesa con un gobierno del PSOE en minoría con apoyos mediante la suscripción de un programa que avanzara hacia la cohesión territorial a través de fórmulas federales que permitiera a Podemos, las Mareas y Esquerra Republicana tomar protagonismo en la nueva definición territorial para dotar de algo de estabilidad a la acción de gobierno. El problema está en lo fino que hay que hilar y en saber si Ciudadanos se abstendría ante esa posibilidad.¿Fácil? Por supuesto que no ¿Imposible? Tampoco. Portugal ha podido hacerlo con más facilidad porque no tiene el problema territorial que aquí nos gastamos. La cuestión es saber si hay gente capaz de liderar un proceso tan complejo como ese.

Quedaría, a lo mejor, otra posibilidad que sería la apertura de un proceso de revisión constitucional de muy amplio espectro, con una ponencia designada por acuerdo y con plazos muy determinados, pero es casi soñar.

En fin, como diría un amigo mío, lo más probable es que quién sabe.

De todas formas, hay un dato más que no conviene olvidar: los deseos de mercados, agentes financieros, países amigos y estranguladores de griegos dispuestos a engullir carne roja por mucho que sea el colesterol.

Como diría el maestro Miguel Ángel Aguilar, ¡atentos!

Juan Santiago