Salir de caza en manada resulta ser lo más normal del mundo cuando se trata de poner de manifiesto los valores de una supuesta masculinidad.

la jauría sale a cazar en manada

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Visto para Sentencia.

Es curioso que la defensa de los acusados por violación en grupo, conocidos como la manada, se haya referido a la existencia de una cacería mediática dirigida contra sus representados.

Y digo que es curioso porque cuando pienso en ese grupo que sale a cazar, como parece que hicieron los acusados, más que como una manada, que no deja de ser un pequeño conjunto de animales de la misma especie, los veo como una jauría. Como un grupo de perros dedicados a levantar la caza para que pueda ser abatida. Como un puñado de personas que persiguen con saña a alguien, que dice la Academia.

Desde luego, no seré yo quien juzgue, absuelva o condene a estos individuos, ya sean, como dice su defensa, imbéciles, simples, primarios o un puñado de buenos hijos que habían salido a ver si cazaban alguna gacela. Esa es función del tribunal.

Pero sí quiero referirme a lo que, para mí es lo peor de toda esta sórdida historia de Sanfermines.

Lo más normal

Decía la fiscal en su informe final que los acusados habían actuado convencidos de que lo hacían gozando de una impunidad que, afortunadamente, no tuvieron. Y seguramente es cierto, pero lo realmente espeluznante es que estos miembros de la jauría actuaran esa noche convencidos no sólo de la impunidad, sino, sobre todo, de la normalidad de sus actos y del cúmulo de desprecios que ellos suponían.

Porque parece ser que es normal y no digno de reproche que una jauría de hombres supuestamente adultos y formados se empotren en un portal a las tantas de la noche con una jovencita. Es normal porque ellos son unos tipos muy machos y muy españoles y la jovencita, quiera o no, va a pasar por sus manos y además la van a grabar para luego poder enseñar los vídeos a sus amigotes y partirse el culo con sus hazañas y su hombría.

Vamos, lo normal.

Lo que cualquier buen ciudadano considera un atributo normal de la masculinidad.

Conceptos en peligro de extinción

El problema es que en este país hemos asistido a una involución educativa que nos aleja progresivamente de conceptos democráticos y de vida en común que sí deberían entenderse como normales en una sociedad de ciudadanos libres e iguales.

La no violencia, el respeto a la igualdad y al libre pensamiento o la aceptación del diferente son conceptos hoy día en peligro de extinción frente al matonismo, la negación del otro o el desprecio físico y moral a quien se considera más débil.

¿VIOLENCIA MACHISTA O TODO TIPO DE VIOLENCIA?

Recordarán ustedes cómo la derecha de este país se cargó de un plumazo aquella asignatura que se llamaba Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. Una asignatura recomendada por el Consejo de Europa para “promover una sociedad libre, tolerante y justa, además de contribuir a la defensa de los valores y los principios de libertad, pluralismo, derechos humanos y Estado de Derecho, que constituyen los fundamentos de la democracia.”

Aquello desapareció porque según sus ejecutores suponía un intolerable adoctrinamiento. A cambio de eso, asistimos hoy al progresivo desguace de la educación pública, a la entronización de los valores neoliberales y competitivos y a la inyección de dinero público en supuestos centros educativos que segregan a los alumnos por sexos e imparten contenidos religiosos.

Eso sí, no vayan ustedes a confundirse porque eso no es adoctrinamiento.

Porque nada de esto tiene que ver con el hecho de la manada, convertida en una jauría de machos ibéricos y seguramente patrióticos acorrale a una mujer en un portal por la noche, se dedique a grabar vídeos de su hazaña, a robarle el teléfono y dejarla después tirada mientras estos buenos hijos se van a tomar unos cacharros y a mandar las imágenes a los pringados que se han quedado en casa.

No se vayan a confundir. Es pura coincidencia.

Juan Santiago