Cuando desde una esfera de poder se abre un proceso de liderazgo y el líder actual está suficientemente desgastado para aspirar a la autosucesión, es casi de manual abrir la mesa controlando el último triunfo.
Si el líder es perro viejo curtido en mil batallas sabe dos cosas: la importancia del control de los tiempos para determinar cuándo se pone sobre la mesa ese último triunfo y el mantenimiento del valor de esa carta para que se vea como la última baza que supere las contradicciones entre las demás.
Si existe alguien que, además, tenga experiencia en cuestión de superación de contradicciones y aglutinamiento y un perfil en el que se puedan acomodar distintas sensibilidades, ya se puede hacer la apuesta.
Hagan juego y descubran al tapado. Sólo es eso: un juego