El profeta dejó dicho que el viento está soplando a través de las tumbas, que la libertad llegará pronto y que, luego, nosotros vendremos desde las sombras. Tal vez por eso nunca se vio con buenos ojos a los profetas.
Los profetas siempre fueron mal vistos.
Primero, tomamos Manhattan, luego tomamos Berlín.
El arma de los profetas siempre fue la palabra. Con ella hipnotizaron la historia
y con ella llevaron el pánico a los ignorantes.
I’m ready my lord
dijo al sacar el último conejo del sombrero
porque estaba listo para la última profecía
y porque la oscuridad del barranco de Víznar es demasiado ominosa
para encararla con la barba blanca del anciano sabio.
Everybody knows that you’ve been discreet
y siempre avisaste con la voz queda de que todos saben que es ahora o nunca.
Que ya es nunca cuando Lucifer se encarna
y cuando no merece más la pena
seguir apretando el huevo de la serpiente
para evitar que rompa y lo emponzoñe todo.
I’m ready my lord
dijo el profeta y todos supimos en su voz oscura
que también nosotros estamos listos para marchar
so long…