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Al socialismo asturiano le queda pasar la prueba del nueve. La última pantalla que muestre la síntesis entre lo orgánico y lo institucional.

la prueba del nueve del socialismo asturiano

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El socialismo asturiano ha pasado la segunda pantalla de su proceso de renovación. Después de que el duelo entre José María Pérez y Adrián Barbón permitiera a éste obtener nuevas vidas y continuar el juego, los congresos locales han rearmado el proceso de cambio y han conseguido que la renovación, además de ideológica, haya sido, en buena medida, generacional.

Lo decía el propio Barbón en una reciente entrevista en el diario.es cuando apuntaba que el 60 por ciento de las agrupaciones locales asturianas cuenta con dirigentes renovados y, en muchos casos, con edades que están por debajo de los cuarenta años, cosa que no es poco en un partido como el Socialista que tiene una militancia que ronda los sesenta.

La partida continua

Pero la partida continúa y al socialismo asturiano le queda pasar la prueba del nueve. El duelo final que ha de acabar con la síntesis entre lo orgánico y lo institucional y que debe marcar el definitivo camino para los próximos años.

Esta última fase tiene también tres pantallas: la elección del candidato a la presidencia autonómica, la confección de las listas al Parlamento Regional y las candidaturas municipales. Todo un órdago en el que han de confluir muchos egos personales y que, aunque se trata de un proceso que, en palabras del propio Barbón, no está abierto, ya pone nerviosos a algunos impacientes que se lanzan desesperados a picar de un plato que no está puesto.

En cualquier caso, está bien escuchar al nuevo Secretario General de la FSA decir en otra entrevista, esta vez al diario El Comercio, que serán los militantes quienes elegirán a los cabezas de lista, sin componendas ni pactos de despacho. Está bien porque eso aleja veleidades y automatismos de quienes, comprometidos consigo mismo, quieren llegar o seguir a toda costa.

La renovación socialista. El ejemplo de Vegadeo

Pero es verdad que queda lo más duro porque esa fase, para convertirse en el camino común a recorrer por parte de todos los socialistas asturianos, debería procurar ser prudente, dialogante y no excluyente. Condiciones imprescindibles para lograr la cohesión porque, al final, es verdad que, como literalmente dice Adrián Barbón “lo mejor en la vida es negociar”.

Ni fracturas, ni facturas

Negociar, tender puentes, buscar complicidades y tejer acuerdos. Asignaturas que se deberían enseñar en primero de Política y que a muchos les cuesta toda una vida entender.

Es verdad que el cambio ha de producirse y que se ha de llevar a desgastados, arribistas, incompetentes y algún otro a medio cocer, pero tampoco ha de olvidarse aquella promesa de contar con los mejores porque los mejores son buenos, aunque puedan resultar molestos.

En mi opinión no es momento ni de fracturas ni de facturas. Es cierto que algún apostante a presunto ganador o ganadora, dispuesto a significarse el primero, no debería seguir en el juego, pero ese no es el caso de los auténticamente válidos porque éstos siempre son necesarios.

Cuando no había calculadoras, teníamos que hacer la prueba del nueve para saber si habíamos hecho bien la multiplicación o la división. ¿Se acuerdan? La prueba consistía, básicamente, en sumar cifras y eso, al final, nos decía si lo habíamos hecho bien o mal.

Pues algo así. Para saber si al final del juego el resultado es el correcto nos toca sumar lo que merezca la pena y dejar fuera lo que no. O, como decían en Amanece que no es poco, lo necesario de lo contingente.

Juan Santiago