sanchez comite federal

La paradoja que supone el hecho de que los peores resultados del PSOE mantengan a Pedro Sánchez como prácticamente indiscutible.

Éramos muchos los que pensábamos que estas elecciones de mayo suponían un auténtico Rubicón para la carrera de Pedro Sánchez, camino de las primarias del Partido Socialista que han de designar candidato para las próximas elecciones generales.

Éramos muchos también los que pensábamos que un mal resultado se podía llevar esa carrera por delante, sobre todo si no se conseguía detener la sangría que amenazaba con dejar al PSOE por debajo de la línea del 20% de voto válido.

Pues bien, en este momento se produce la paradoja de que habiendo cosechado unos resultados casi desastrosos, se puede afirmar que el Secretario General ha salido vivo de ésta y resultará difícil que alguien con posibilidades pueda plantearle para ganarlo un pulso de cara al momento en que Rajoy decida convocar.

El tema tiene su enjundia y parece interesante echarle una ojeada.

Hay que recordar que el PSOE ha cosechado el peor resultado de su historia

Decimos que los resultados han sido francamente malos y no es una simple apreciación. Hay que recordar que el PSOE ha cosechado el peor resultado de su historia. Nunca había obtenido un porcentaje de voto tan bajo (25,02% provisional), si descontamos las últimas europeas que no son muy comparables, salvo el dato favorable de haber, tal vez, modificado la tendencia. Es cierto que se ha mantenido por encima de ese 20% por debajo del cual algunos pensamos que no existe vida, pero también hay que recordar que se han perdido casi tres puntos en relación con unas elecciones nefastas como fueron las de 2011, la friolera de más de mil concejales, y casi setecientos mil votos.

Tampoco el resto de los datos invitan a la sonrisa. Ni una sola mayoría absoluta propia entre las diez mayores ciudades del país mientras que, en esas mismas urbes, sólo se encabezan tres gobiernos (en realidad, dos y medio si atendemos a los pactos de Palma de Mallorca)

Y con el dato añadido de que sólo Sevilla, de las cinco más pobladas, queda en manos socialistas, mientras que las otras cuatro van a candidaturas unitarias, con lo que ello significa de pérdida de la hegemonía entre la izquierda más urbana.

sanchez carmonaQueda pendiente la formación de los gobiernos autonómicos, pero podemos anotar el dato significativo de que Ángel Gabilondo, la apuesta personal y polémica del propio Sánchez, vaya a quedar fuera.

Y no hablaremos de las dificultades de Andalucía y Asturias, los únicos gobiernos que se tenían, o de la extraña negociación Oviedo – Gijón que deja cadáveres y fracturas que veremos a ver cómo encajan.

Pues bien, con ese panorama podría pensarse que el actual Secretario General del PSOE habría salido de estas elecciones prácticamente en parihuelas y camino de acreditar una extraordinaria brevedad en su carrera política y, sin embargo, no es así. No estaría de más recordar aquí nuevamente cómo, en el año dos mil, Almunia renunció a la Secretaría General asumiendo como fracaso un resultado más de nueve puntos por encima del obtenido en estas elecciones con el mandato de Pedro Sánchez.

La pregunta es entonces ¿Por qué queda Sánchez prácticamente como indiscutible dentro del Partido Socialista?

La respuesta, al margen de la absoluta falta de alternativas con coraje y capacidad, está a mi juicio en el poder como la mejor argamasa que existe y en un fenómeno que a mí me parece novedoso en el mapa político español como es la sustitución de la hegemonía por la relevancia como valor partidario básico.

A día de hoy, no se puede sostener que el PSOE sea el partido hegemónico de la izquierda

Yo creo que, a día de hoy, no se puede sostener que el PSOE sea el partido hegemónico de la izquierda. A mi juicio, esa hegemonía se ha disgregado con la aparición de las candidaturas unitarias, de tal modo que el poder se articula en relaciones entre fuerzas y siendo lo más importante, ante ese fenómeno, el tener una posición de relevancia que permita, en cada caso, liderar los distintos niveles de poder.

Por eso, a pesar de los números globales desfavorables, la posición aparente del Partido Socialista se sostiene apuntalada en que, tras el desastre de 2011, su situación relativa es más relevante que entonces, le facilita una mayor capacidad de acceso al poder y, por tanto, apacigua a unos aparatos que, tras muchos años, tocan pelo. Otra cosa será cómo se gestionen esas posiciones para no caer de nuevo en la irrelevancia bien por absorción o bien por falta de cintura negociadora.

Sea como fuere, Sánchez ha obtenido prórroga hasta las generales con un panorama que requiere una extraordinaria finura a la hora de transitar por él. Me caben muchas dudas de que, con un porcentaje como el obtenido en estas municipales y en el ambiente de volatilidad que sigue existiendo, le vaya a ser posible gobernar. A pesar del sistema de circunscripciones provinciales, pienso que los ejemplos de Madrid y Barcelona no se pueden perder de vista. Y, si no se va a ser hegemónico, no queda más remedio que subir el índice de relevancia.

Como diría Miguel Ángel Aguilar, “Veremos”.

Juan Santiago