El camino hacia un nuevo modelo de partido que descanse en la militancia es lo que puede marcar el inicio de un proceso de recuperación para el PSOE

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A falta de conocer el redactado final de las conclusiones del Congreso Federal del Partido Socialista y de saber cuál ha sido el destino final de las enmiendas presentadas, yo diría que el resumen más certero de lo ocurrido en el Palacio de Congresos de Madrid está en las palabras de la nueva Presidenta del PSOE en la entrevista concedida a eldiario.es.

Por cierto, aprovecharé para decir que para mí el nombramiento de Narbona, una persona de gran experiencia política y enorme solvencia ideológica, supone el gran acierto de Pedro Sánchez a la hora de conformar la dirección. Ese nombramiento pone en la cúspide el ángulo superior de ese triángulo teórico que completan Manuel Escudero y José Félix Tezanos, los viejos guerristas a los que aludía hace unos días, y que debe constituir el soporte ideológico de izquierdas al que dice aspirar el proyecto.

La hora de los militantes

Dice con razón Narbona en esa entrevista que “son los militantes los que tienen que decidir cómo mandan, cómo rinden cuentas y quiénes son sus dirigentes de una forma más activa que en el pasado.”

nuevo Partido Socialista

Es decir, que ha llegado la hora de los militantes. Ha llegado el momento de que el Partido Socialista Obrero Español, con un nuevo modelo de partido más acorde con los tiempos que corren y más próximo a masas de votantes que lo han abandonado, trate de ocupar el espacio que le corresponde empujado por su propia militancia. Un modelo, por cierto, que podría haber quedado más definido y clarificado sin necesidad de esperar a conferencias por venir.

Decíamos ayer

Hace ya un año, escribí un artículo que titulé “Podemizar el PSOE” en el que, tras analizar el trasvase de votos entre bloques, incluía el siguiente párrafo:

“De ahí, la broma del título. De ahí que, a la vista de los datos, pensemos que el trabajo del nuevo Partido Socialista, si es que alguien se atreve a ponerlo en marcha, no es alertar del peligro a que lleguen los comunistas, los extremistas, los bolivarianos o los practicantes del pinzamiento. El trabajo del Partido Socialista, para recuperar su posición, consiste en conectar con los que se fueron, en asumir viejos valores, considerados antiguos por los tecnócratas neoliberales, y unirlos a nuevos principios y herramientas que han puesto sobre la mesa los odiados podemitas. Se trata, a mi juicio, de olvidarse de baronías acomodaticias, de mirar de cerca a las bases, de modificar los procedimientos congresuales, de despojarse de bobería solemne y de recordar quiénes son los nuestros.”

Entonces, julio de 2016, aún no había llegado el nefasto Comité Federal, la travesía del desierto con la Gestora, ni el renacimiento de Pedro Sánchez tras las primarias y el Congreso. Acabábamos de salir de las elecciones del 26J y ya asomaban los idus de octubre que tantas tardes de gloria han ofrecido a una militancia atónita y abierta a la rebelión.

¿Un nuevo partido?

Pues bien, de las palabras de la ya Presidenta del Partido Socialista y a la espera del redactado final de la Ponencia, se deduce que alguien se ha atrevido a poner en marcha un nuevo partido que quiere conectar con los que se fueron y asumir viejos valores unidos a nuevos principios. Un nuevo partido dispuesto, sobre todo, a mirar de cerca a unas bases que han mostrado con claridad cuál es el camino que quieren que se siga.

Si finalmente es así – y no hay por qué dudarlo – el camino hacia una reestructuración del bloque de izquierdas, con un Partido Socialista fuerte y en ascenso, es viable. Lo que sea, se quiera o no, se pongan palos en las ruedas o se allane el camino, ha de ser con las bases. Ha de ser con la militancia o, simplemente, no será.

Juan Santiago