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“Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. Ánimo”

Corría el 23 de febrero de 2012 cuando Mariano trataba de calmar al bueno de Luis que sentía cómo, desde la Secretaría General de Génova, se le iba poniendo, poco a poco, a los pies de los caballos.

Hoy, tras la última maniobra para dejar a Ruz en precario, podemos asegurar que Mariano no ha dejado en ningún momento de “hacer lo que podemos”. Otra cosa es que haya sido, antes que nada, en beneficio propio y, de paso, si cuadra, del pobre Luis, ya estigmatizado por sus compañeros como indeseable delincuente.

Ese lo que podemos ha sido desde entonces multitarea. Ha pasado por la personación del partido como acusación particular hasta su expulsión por Ruz, por el descabezamiento de Garzón, por las llamadas a Pedreira, por el ataque a Bermúdez, por la destrucción de elementos que pudieran ser probatorios, por la alfombra roja camino a Londres que se puso a Carmona, por el nombramiento de Lesmes, por el extraño caso de Mèrce Pigem y por cuantas tácticas dilatorias se les hayan podido ocurrir, pero, a lo largo de todo el tiempo transcurrido, todo se ha basado en una táctica transversal que nunca se ha dejado de lado: intentar como fuera marcarse un “Naseiro”.

A Génova se lo recordó Cascos al interceder por su amigo Luis y sabía bien de qué hablaba pues no en vano fue él, Secretario General a la sazón, quien en 1990 montó la operación que sirvió para convertir el escándalo Naseiro en el caso Manglano.

Como está en las hemerotecas, no hará falta dar detalles de cómo un claro supuesto de corrupción política, destapado al investigarse un asunto de drogas, fue desactivado al declararse nulas las escuchas telefónicas que eran las principales pruebas de cargo contra Rosendo Naseiro, Ángel Sanchís y el concejal de Valencia, Salvador Palop.

la mejor defensa siempre es hacer saltar por los aires al juez

No hará falta decir que aquellas escuchas no eran ilegales puesto que habian sido ordenadas por un juez y que, casi con seguridad, hoy no serían declaradas como nulas, pero podemos extraer de aquello una enseñanza que ha quedado, desde entonces, en el ADN político y que se visualiza otra vez en el conglomerado Gürtel/Bárcenas/Caja B: la mejor defensa siempre es hacer saltar por los aires al juez.

Pero, ¿cómo se aventa un juez?

Es verdad que no está al alcance de todos, pero no es difícil si se cuenta con una herramienta tan útil para estos menesteres como es la llave de las tres presiones: la presión jurídica, la presión política y la presión mediática. Repásese el caso Naseiro y se encontrarán ejemplos cumplidos de las tres. No es cuestión de anotarlos uno a uno, aunque no me resisto a señalar por su carácter enternecedor este artículo de Pilar Urbano titulado “Los deshechos de Manglano”.

Por cierto, y como dato curioso, es el propio Manglano quien, en esta entrevista, pone de manifiesto cómo el proceso seguido a Carlos Fabra, actual interno en Aranjuez, ha sido un caso, no tan fallido como algunos piensan, de este tipo de estrategia de defensa tan respetuosa, por otra parte, con la separación de poderes y con la independencia judicial.

La Permanente del Consejo General, al sacar a concurso una plaza que, por cierto, tiene titular, ha dictado finalmente una resolución formalmente legal y aparentemente inocua, pero si nos ponemos las gafas de visión nocturna, las de ver en la oscuridad, advertimos que lo que se ha hecho, por supuesto que sin malicia, ha sido ampliar un campo de minas ya trazado y que tiene un claro objetivo: conseguir la nulidad de las actuaciones.

“Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. Ánimo”

Hombre, es verdad que Bárcenas podrá quejarse de muchas cosas, pero, desde luego, no de inacción. Si por el caso Fabra pasaron nueve jueces, por aquí ya se han asomado cinco y estamos a mitad de camino. Además, si tenemos en cuenta el campo de minas y que, con suerte, alguna estalla, igual nos marcamos otro “Naseiro” y a vivir que son dos días.

Juan Santiago