El divorcio entre la actual dirección federal y una gran parte de la militancia es el principal problema que afronta el PSOE.

no sin la militancia

El principal problema que hoy tiene el PSOE no se refiere únicamente a la decisión que tiene pendiente de adoptar entre permitir gobernar a Mariano Rajoy o acudir a nuevas elecciones. El principal problema está en lo que lleva aparejado la solución que se de a ese dilema y que no es otra cosa que el profundo divorcio que, en estos momentos, existe entre las distintas direcciones que tratan de consolidar los resultados del último Comité Federal y la militancia del partido, en general.

El problema es de un calado inmenso y puede acarrear desde una escisión hasta el abandono masivo de una militancia que se siente burlada y ninguneada.

Planteadas las cosas en el punto actual y dado que existe entre las bases un amplio consenso en torno a que es necesaria una solución distinta a la que se plantea desde el entorno de la Gestora, la cuestión se circunscribe, a mi juicio, a determinar cómo y en base a qué se va a llevar a cabo el proceso de refundación o reconstrucción que el PSOE va a tener que acometer, sí o sí.

No se ha medido con suficiente finura el malestar y el hartazgo de las bases

Mi sensación es que, ni desde la federación andaluza, ni desde el resto de aparatos que coinciden en sus planteamientos, se ha medido con suficiente finura el claro malestar y el hartazgo de unas bases que se han cansado de ser esas figuras decorativas a las que sólo se tiene en cuenta para pegar carteles y hacer de interventores.

Es curioso, pero a estas alturas nadie se ha preocupado de hacer el más mínimo análisis acerca del impacto que en los resultados electorales recientes ha podido tener la desmovilización de la militancia socialista ni tratado de averiguar qué podría haber ocurrido si no se hubiera producido esa desmovilización.

Voy a contar, al respecto, una anécdota que contemplé personalmente y que refleja lo que digo.

Ocurrió en un pequeño pueblo de Asturias, al inicio de la última campaña electoral, la noche de la pegada de carteles.

Frente a los paneles habilitados para ello y a cargo de los del PSOE, únicamente el Secretario General de la agrupación local y el actual alcalde que, casualmente, no es militante. (Aprovecharé para decir que, en los buenos tiempos, esa noche era casi una fiesta y los militantes se repartían en grupos para pegar los carteles)

En el momento de ir a pegar el poster central con la efigie de Pedro Sánchez, resulta que los encargados de hacerlo se dan cuenta de que no llevan cola y se ven obligados a pedirla prestada.

¿A quién?

Pues, ni más ni menos que a los militantes de Podemos que estaban allí también y que les triplicaban en número.

Recuerdo que comenté con un amigo que me acompañaba: «Mira, ahí tienes la metáfora de lo que está pasando»

no sin la militanciaEl problema es que hoy podemos asegurar que la anécdota se ha elevado a nivel de categoría y que si ese continuo de desmovilización no se revierte, el proceso de reconstrucción carecerá de base y, por tanto, será fallido.

El dilema, al final, y pasando de las apelaciones a la “complejidad” de la situación, se reduce a elegir entre dos opciones:

Por un lado, permitir que gobierne el Mariano Rajoy de la Gürtel e iniciar la travesía del desierto encantados de ser “responsables”, pero habiendo perdido a la mitad más crítica de la militancia y una buena parte de la base territorial.

Y, por otro, acudir a unas nuevas elecciones con la cabeza alta y la mirada limpia, explicando a los ciudadanos de este país quiénes son, de verdad, los socialistas, pidiendo perdón por los desvaríos cometidos y dejando en manos de los votantes el veredicto que el partido merece. Eso sí, arropados y empujados por una militancia movilizada y comprometida que sea el rostro y el aliento del nuevo proyecto.

A partir de ahí, vendrá el debate, la discusión, las aspiraciones legítimas y todo el camino que los ciudadanos le quieran otorgar a ese nuevo proyecto.

Pero, nunca podrá hacerse sin la militancia.

Juan Santiago